sábado, 8 de octubre de 2011

Capítulo VI


Era un pequeño local pero a la vez acogedor. Tenía un pequeño camino hecho de piedras que conducían a la entrada y estaba rodeado de pequeñas flores de colores.
 Llegamos y al entrar, nos sentamos en una mesa que había al fondo, un poco apartada de las demás. El bar no es que estuviese lleno pero Doug, por si acaso, mandó que pusiesen un biombo al lado de la mesa. Dougie fue rápido y sacó la silla para que pudiese sentarme. Me quitó la chaqueta y la colocó en el respaldo de la silla. Me quedé observando cada movimiento y cada sonrisa que me dedicaba.
- Dougie, que no hace falta, ¿eh? Que no soy manca.- Dije a la vez que reía.
- Jo, es que me apetecía hacerlo...
- Lo tuyo no tiene solución.- Dije todavía riéndome.
 Cogió la única 'carta', si se puede llamar así al papelito que está detrás de las servilletas en los bares, y comenzó a leer a la vez que ponía caras y decía tonterías.
- Cuando quieras me dejas escoger la comida y tal...
- Oh no pecosa...- Dijo con picardía.
 Seguidamente llamó al camarero y pidió por los dos. No pude escuchar lo que me había pedido ya que Doug parecía hablar en clave con éste.
- ¿Por qué no me has dejado pedir a mí?.- Dije a la vez que ponía una cara triste.
- Porque lo que te he pedido yo te gustará más.
 Parecía que la sonrisa se había quedado instalada en su cara durante toda la tarde. Tenía un brillo en sus ojos especial y con cada mirada hacía que la mía bajase hasta fijarla en el suelo.
- Bueno, ¿y cuál es tu comida favorita?
- hahahahahhaha ¡Bien! Pues no sé... me gusta mucho el chocolate, como a la mayoría de las personas, pero me quedaría con la tortilla de patata española de mi madre.
- 'Tortilla' , la probé la última vez que viajamos a España y podría decirse que también es la mía, aunque me gustaría probar la de tu madre...
 Comenzamos a reírnos a la vez. No nos habíamos percatado de que el camarero ya había llegado con la bebida.
- ¿A qué la bebida te gusta? Vamos, su color.....- Me dijo sonriendo.
- ¡Sí! Es muy, muy, muy original. Pero, una pregunta, ¿qué es?- Dije a la vez que cogía la pajita y daba un sorbo a la bebida.
- Pues a ver empiezo. Coca-Cola, Fanta de naranja, Fanta de limón, Nestea y hielo.
- ¿Qué, qué? ¡Alaa! Pues está buenísimo.
- Ya lo sé. Captain Dougwash tener buenas ideas.
 Al acabar esa frase hizo que un hilo de baba recorriese su barbilla. Le miré y comencé a reírme como nunca lo había hecho. Doug se limpió y me sonrió sacándome la lengua.
 Unos minutos más tarde, llegó el camarero con la comida. Sí eso, la comida. Antes de que pudiera ver de que consistía la que sería mi comida, Doug se levantó y me tapó los ojos con las manos. Se acercó a mi cuello y susurró un 'te va a encantar' que hizo que todos mis sentidos se activasen por completo.
 Me vendó los ojos con la servilleta que había encima de la mesa y cogió lo que había en el plato. Me lo acercó a la boca y mordí un cacho. Sabía dulce y era un sabor que nunca antes había degustado. Yo no soy de esas personas que no son capaces de probar nuevas comidas y dar al paladar un sabor al que no estuviese acostumbrado.
-¿Te ha gustado?.- Me preguntó.
- ¡Sí! Dime qué es anda...
 Dougie me quitó la servilleta que vendaban mis ojos y me sonrió. Bajé la mirada hasta mi plato y pude ver que era un sándwich... un sándwich de... no sabía que era.
- Um... Un sándwich... Elemental... ¿Me podrías decir de qué está hecho?.- Dije guiñándole un ojo.
- No puedo hacerlo pero con eso que acaba de hacer usted, pecosa, no puedo negarme. Veamos... Esta exquisitez que usted a podido degustar es un sándwich inventado por Tom y Dougie en sus momentos de aburrimiento, que dan lugar a nuevos experimentos.- Dijo moviendo la cabeza con cierta superioridad.- Esta compuesto por miel, mermelada de melocotón, trozos de galleta y magdalena y sirope de chocolate.
 Acabó esa frase con la mirada fija puesta en mí y una sonrisa.
- Pues me gustaría decirle a usted, que este sándwich es el mejor que jamás haya probado.- Dije sonriéndole.
 Comimos entre risas y silencios que acababan en pequeñas competiciones de quien aguantaba más tiempo sin reírse. Siempre ganaba él porque sus caras y movimientos no ayudaban para nada en mantenerse callado y mucho menos en poder encontrar la concentración. Acabamos el sándwich y el camarero vino con nuestro postre, un 'petit-suis' de fresa.
- Dougie, ¡Petit-suiseeees!.- Dije sonriendo como una niña pequeña.
- Sabía que te gustaría este postre porque a mí me encanta.
 Al acabar de hablar cogió el petit-suise y lo abrió. No cogió la cuchara, solamente se dedicó a lamerle como si tuviese siete años. Al acabar me miró y sonrió.
- Jo, que lenta eres... ¡Dámele a mí!.- Dijo poniendo pucheritos.
- No es que sea lenta, es que sé comer con tranquilidad y como una persona adulta, no como tú pequeñín.- Dije cogiéndole una mejilla. Sí, como las señoras mayores.
- ¡Ala lo qué me ha dicho la pecosa esta! Ya verás...
 No me dio tiempo a reaccionar. Dougie había cogido mi petit-suise y había untado su dedo en él para después mancharme la nariz.
- Te queda muy bien ese nuevo maquillaje.- Dijo riéndose.
- ¡Já! La guerra acaba de empezar.- Dije frotándome las manos.
 Cogí el petit-suise de la mesa y le pinté un bigote, unas gafas y pecas por la cara.
- ¡Voy a verme al espejo!.
 Me sonrió y fue corriendo al baño. Llegó y me sonrió picaramente.
- Me gusta como pintas Pecas.- Dijo sacándome la lengua.- Pero este momento hay que inmortalizarle con una foto.
 Sacó su iPhone y nos sacamos la foto. Yo salía sonriendo y él sacando la lengua.
- Será mi fondo de pantalla desde ahora.
- Jo, pues yo también quiero que sea el mío, jum.- Dije poniendo pucheritos.
- No llores enana, lo será.
 Nos miramos y comenzamos a reírnos como siempre que pasaba eso. Nos limpiamos la cara con las servilletas y Dougie pidió la cuenta al camarero.
- ¿No pretenderás pagar tú, no?
- Pues sí. ¿Algún problema, eh, eh ,eh?.- Dijo poniendo voz de macarra.
- Pues sí. Que la que ha dado la idea de venir a comer he sido yo y pienso pagar yo.
 Me levanté de la mesa y eché a correr hacia la barra. Dougie enseguida hizo lo mismo y al alcanzarme me cogió de la cintura y me paró en seco. Acercó su boca a mi oído.
- Soy yo el mayor y el capitán, pago yo enana.
- Esto no se queda así.- Le dije desafiante.
 Dicho esto cogió su cartera y pagó la comida. Volvimos a la mesa y cogimos nuestras cosas. Salimos del bar y Dougie me sonrió.
- Son las cuatro y media. ¿Qué quieres hacer?
- Pues... tengo descargada una película que me apetecía ver esta tarde en casa, ¿vienes?
- Aceptaré encantado. Además, en tu casa no hay peligro, ¿no?.- Dijo sonriendo.
- Sí, está mi perra así que cuidadín.
- Me portaré bien. No quiero morir tan joven.
- Mira que eres...
 Me miró y me tocó la nariz. Eso hizo que arrugase la cara y Dougie se rió.
- Pero que graciosa eres.- Dijo sonriéndome.
 Comenzamos a andar rumbo a mi casa. Dougie sacó su móvil y puso los cascos. Me pasó uno y puso música. Durante todo el camino estuvimos escuchando a Blink. Conocía ese grupo gracias a él y realmente me encantaba su música. Doug se pasó todo el camino cantando las canciones en bajo y de vez en cuando me miraba y sonreía. Pero en una de ellas pudimos fundir nuestras voces. Su canción favorita, ' Don't tell me that It's over'. Dougie y yo comenzamos a cantar en alto y a hacer el bobo por la calle. Menos mal que no había mucha gente por aquellas calles y la mayoría no reconocía a Doug porque de no ser así, nos hubiesen arrestado por el típico 'exceso de decibelios'. Solamente vinieron dos fans de unos doce años a pedirle un autógrafo.
- No sabía que te gustase Blink... por cierto, cantas genial.- Me dijo sonriendo y mostrando una cara de alegría un tanto especial.
- Escucho su música gracias a ti. Es lo que tiene ser McFlyer, sabes todos los gustos de tus cuatro ídolos.- Le dije sonriendo.
- En serio, cada vez me sorprendes más.
 Nos miramos y me sonrió feliz. Comencé a ruborizarme y él pudo notarlo porque seguidamente bajó la mirada y sonrió.

                                                          

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