sábado, 8 de octubre de 2011

Capítulo XVI

Volví a mirarle a los ojos y sonreía levemente mientras pasaba un mechón de pelo tras mi oreja. Entrelacé los dedos de mi mano libre con los suyos.


- Creo que te toca a ti tocar algo, ¿no?.- Dije riendo.
- Exacto.


Dougie cogió su bajo y me lo pasó mientras quitaba la guitarra de encima de mis piernas.

- Dime tu plan.
- Vale. ¿Te acuerdas de lo que aprendimos el otro día?
- Sí… más o menos.
- Bien, lo repasaremos y después tocaremos algo los dos juntos.
- De acuerdo profesor.
- Joder…- Dijo Dougie mientas retiraba los pequeños mechones que molestaban su frente.


Se puede decir que estuvimos haciendo el tonto hasta las cinco y media tocando canciones sin llegar a acabarlas o simplemente dejando que Dougie inventase letras sin sentido sobre la marcha. El tiempo comenzó a amainar y parecía que la lluvia había dado un momento de tregua. Mientras yo tomaba un vaso de leche caliente, observaba como Dougie practicaba algunas canciones con el bajo.


- Me encanta ver como te equivocas.


Dougie rió y dejó el bajo al lado del sofá mientras yo dejaba la taza encima de la mesa.


- Parece que ya no llueve.- Dijo mientras se tocaba la nuca.
- Sí.- Dije mirando hacia la ventana.- ¿Y si salimos a dar una vuelta? Dios, parece que tenemos quince años y no sabemos que decir.- Reí.
- Cantia, hace frío… Y ya.
- Que mas da.- Dije levantándome del sofá.
- Lo digo por tu bien.
- Que atento eres.- Dije riendo.


Dougie imitó mi risa y le dejé recogiendo el bajo mientras subía a por su chaqueta y camiseta. Cuando bajé, Dougie estaba apoyado en el sofá con mi camiseta en su mano.


- Ahora tengo dos cazadoras.
- Que bobo eres.


Le di su camiseta y dejé su cazadora encima de la mesa. Me puse la mía y cogí el bolso de encima de la encimera. Ví como Dougie se despedía, por así llamarlo, de Luna y abrí la puerta. 


El viento azotaba las calles y el frío se hizo notar. Las nubes corrían demasiado deprisa en el oscuro cielo y aguardaban la lluvia en su poder. Acompañé a Doug hasta el coche para dejar el bajo y fuimos caminando hasta el bar de Bartney. Eran las seis de la tarde y no quedaba mucho del anochecer. Las farolas comenzaron a encenderse y el tráfico aumentaba minuto a minuto indicando que el centro estaba cerca. Pasamos cerca de un pequeño parque público lleno de niños jugando con sus paraguas en los charcos mientras sus madres les reñían. Tiré del brazo de Dougie e hice que comenzásemos a andar campo a través. No tenía demasiadas ganas de rodear el parque. 


- En estos momentos echo de menos mis cantiuscas.- Dije mientras escondía mi barbilla en el cuello de la cazadora.
- Cantiusca.- Dijo riéndose.- Cantia. Sí, cierta relación.
- No me hables.


Comencé a caminar deprisa intentando ocultar una sonrisa en mi cara pero me paré en seco. Buena suerte.


- ¿Qué pasa?.- Dijo Dougie mientras levantaba mi rostro.


Conseguí fijar nuestras miradas y empecé a reír. Levanté mi pierna derecha enseñándole la sorpresa que había encontrado. Ambas risas se fundieron mientras volvíamos a caminar mientras yo arrastraba mi pie en la hierba.


- No era buena idea y las cantiuscas hubiesen estado bien.
- Encima de que lo he hecho para no andar más.
- Te ha salido mal, otra vez, el plan.- Dijo sonriendo.
- Ya ves…


Pronto llegamos al bar y me acerqué a la barra esperando a que Bartney saliese del almacén. Había varios clientes hablando animadamente pero tampoco había demasiado ambiente. Bartney había puesto dejado su disco favorito de Vinilo. Épico. Abbey Road.


- El viernes venimos.
- Sí, te camuflo y venimos.- Dije negando con la cabeza.- Esto los viernes se peta.
- Mejor, Voy a venir contigo o sin ti.- Dijo sonriendo pícaramente.
- Pues te veré por aquí el viernes. Mira, ese taburete de ahí es el mío.
- Vale, ¿ves ese de ahí?.- Dijo señalando uno contiguo.- Ese es el mío.


Le miré amenazantes y rápidamente grité el nombre secreto de Bartney. Lo que era el nombre secreto no lo sabía pero cuando tardaba demasiado en salir, lo llamaba con la primera palabra que me venía a la cabeza.


- Mi vida, sal de la madriguera.
- ¿Cantia?.- Dijo extrañado Doug.
- Que yo estoy muy loca, ¿eh?


Bartney salió de la barra dándome un… ¿abrazo? Vale, no, más bien era una manera de morir oprimidamente. Presenté seriamente al señor Poynter y después se puede decir que me marginaron hablando de grupos musicales. Era increíble la compenetración que se podía ver en sus palabras. Bartney me intentó vender con su guitarra. Se creía que les iba a dejar tranquilos. Dejé la guitarra posada en mis piernas y me conecté al Wi-Fi del bar.


- Como aprovechas. A buenas horas te di la contraseña.- Dijo riendo.
- ¡Hombre!  Que me hacen caso. Hola, soy Cantia, encantada.- Dije saludándole con la mano.


- Eres de lo que no hay.- Dijo Dougie mientras pegaba un trago a su cerveza.


Después de estar hablando con Silvia, contándole novedades a Gabriel y demás familia, pude integrarme en una de sus conversaciones. Joder, que bien sentía.


- ¿Y este viernes qué grupo va a venir?.- Pregunté mientras dejaba el móvil en la barra.
- Un grupo joven de un guitarrista y un vocalista. Cantan de todo un poco y harán un pequeño tributo a The Beatles así que, encendiendo motores.
- Dios, no me lo pierdo.
- Dougie, ¿por qué no vienes?.- Preguntó Bartney mientras limpiaba la barra.
- Creo que Cantia quiere camuflarme para poder venir.
- Bocazas.
- No le hagas caso, ven.- Dijo mirándome extrañamente.
- Lo iba a hacer sí o sí.- Dijo riendo.


Bartney fue a atender a varios clientes que habían llegado y Dougie estuvo pensando varios minutos las palabras indicadas.


- Cuéntame cosas sobre ti.
-  Vale, ahora me haces caso. Soy una persona que no deja que los problemas influyan demasiado en su estado de ánimo hacia los demás. Me gusta solucionar mis problemas sin la ayuda de nadie y eso de tragarme el dolor se me da bastante bien. Soy bastante segura de mí misma y de mis actos pero también tengo dudas. Lo que piense o diga la gente a mis espaldas no tiene demasiada importancia para mí e intento mantenerme a raya. Cuando se me cruza la vena, tiembla el suelo. Odio sentirme mal con una persona y, ante todo, decepcionarla. Puede conmigo. Algunas de las injusticias de este mundo las odio demasiado pero por mucho que se intente, seguirán insistiendo. Es como la vida. Me gusta leer y sonreír. No soporto ver a una persona derrotada e intento solucionarlo con palabras o, simplemente, escuchándola. Odio hablar de mí misma delante de alguien pero bueno, eso no cuenta y por lo demás, te sorprenderé.
- Lo mismo te digo.- Dijo guiñándome un ojo.

Fijé la mirada en el gran reloj que había encima de la puerta de entrada del bar. Las siete y media. Estuvimos hablando un rato más con mi querido ejemplo y cuando comenzó a llegar la gente para disfrutar y sacar el buen lado a ese triste día, nos despedimos de él.


- Joder, que tío.- Dijo riendo mientras se levantaba el cuello de la cazadora.
- Eh, esa boca que te la lavo con jabón princesa.
- Me la puedes lavar con otra cosa.- Dijo mirándome.
- Putas indirectas.


Fijé la mirada en el suelo, observando cada paso y pensando en todo y nada a la vez.


- Me gustan tus pecas y tu nariz atacada por el frío.
- Gracias hombre.
- Me gusta como se refleja la luz en tu cara.
- Vale…
- Me gusta como está comenzándose a reflejar la vergüenza en ti.- Dijo sonriendo.


No separé la mirada del suelo y tenía razón, el rubor decía hola. Pude notar como ya no me encontraba bajo su atenta mirada y me relajé. El móvil de Dougie comenzó a sonar y respondió mirándome fugazmente. Parecía estar hablando con Tom sobre varios asuntos de producción pero tampoco presté demasiada atención.


- Mañana me espera un día duro.- Dijo mientras guardaba su móvil en el bolsillo trasero de su pantalón.
- Llévalo lo mejor que puedas.
- Hemos quedado a las nueve en el estudio con Fletch para hablar sobre los conciertos del mes que viene y firmar certificados para Super City y por la tarde tenemos ensayo hasta no sé cuando… cenaremos allí.- Dijo sonriendo levemente mientras pasaba una mano por su nuca.- Por cierto, ¿vas a ir a España?¿A algún concierto?
- Eh… no puedo Dougie…
- Entiendo…
- Joder, me pillan varios exámenes esa semana y voy a estar demasiado ocupada y cansada como para poder hacer un viaje de esos, que por mí lo haría, por vosotros todo.
- Nunca se sabe pequeña.- Dijo sonriendo.
- Además, me voy a cansar de ver vuestras caras.
- No me esperaba esto de ti…- Dijo intentando hacerse el ofendido.
- Yo tampoco. Cantia no ha ido a todo concierto al que ha podido asistir para morir al instante, sola o acompañada.


Dougie rió y sin querer darnos cuenta, estábamos plantados en frente de la puerta del portal. Caían pequeñas gotas sin un ritmo constante y tendría que estar en casa antes de que comenzase a llover sin descanso.


- Quedamos el viernes entonces.
- Vale, a las nueve, como muy tarde, te espero en mi taburete.- Dije sonriendo.
- De acuerdo, a las ocho y media estaré sentado en mi taburete.
- O vendiéndome por Bartney.
- Puede ser, la verdad es que me estoy planteando dejar a Harry.
- Te arriesgas a una muerte segura.- Dije desafiante.
- Queda pendiente una clase en condiciones.
- Como cambias de tema. Engañador.
- Te espera un gran fin de semana.
- ¿Pasando páginas y estudiando, verdad?
- Algo parecido. Recupérate, el viernes tienes que estar bien.
- Lo tendré en cuenta y me lo plantearé.
- ¿Sabes? Me gustan las despedidas.
- Pues a mí no, la verdad. Odio decir adiós a alguien.
- ¿Sabes por qué me gustan?.- Dijo acercando su rostro al mío.
- Pues no, no sabía que te gustasen las despedidas…
- Lo vas a saber.


Noté un leve rocé en mis labios pero bajé la cabeza inconscientemente.


- A ti lo que te apetece es estar malo mañana.- Dije riendo y pasando un mechón de pelo detrás de mi oreja.
- Correré el riesgo.


No pude decir nada más. El simple contacto de sus labios en los míos era paralizante. Noté como sonreía cubriendo ese momento y se me contagió la tontería.


- Iremos despacio.- Dije riendo.
- Esto no es nada serio.
- Me gusta esa reflexión.


Sonreí y volví a pedir una de felicidad. Fue un beso como los anteriores pero diferente a la vez. Quería mantenerme a raya y dejar que pasasen los días. Seguir conociéndole y seguir dándome a conocer. Sonreía levemente, aún reflexionando y antes de irme atrapé levemente su labio inferior con mis dientes. Me encaminé rápidamente hacia la entrada sonriendo mientras Dougie… no lo sé, la verdad.


                                                      **




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