domingo, 23 de octubre de 2011

Capítulo XVIII

    Espero que os guste. Gracias por leer.


                                                  **


Separó nuestros labios sin prisa, aún con una tímida sonrisa en su cara. 


- Cantia, no podía esperar más. Puedes irte sin dar explicación, llamarme gilipollas o pegarme, te entenderé porque razones tienes.


Miraba fijamente a sus ojos. Esos ojos que expresaban confusión y miedo. Se tocaba torpemente su nuca mientras que su otra mano estaba enlazada con la mía. Torpes salían las palabras de su boca, queriendo decir todo sin decir nada. Observaba su expresión con una pícara sonrisa dibujada en mi cara. Contradiciéndole con la mirada. Diciéndole que para mí, no había sido un error. 

Acorté despacio la distancia hasta que pude tener sus labios a escasos milímetros. Dirigí la mirada hacia sus ojos que se clavaban en los míos y besé su comisura. Simple pero cierto. Junté nuestras frentes y rocé mi nariz con la suya.


- Espero que con esto quede claro.
- Espera.


Noté como mordía débilmente mi labio inferior y sonreía ampliamente.


- Por reírte de mí.
- Tonto.
- Será nuestro callejón. 


Reí y entrelacé nuestros dedos mientras conducía a Doug hasta la salida de aquel mágico callejón. Le miré con una pequeña sonrisa y pude ver un brillo especial en sus ojos. Seguía teniendo miedo pero iba a dar todo lo mejor de mí. No quería salir perdiendo.


- Nos vamos dentro de tres días.
- Ya… ¿cuándo volvéis?
- Pues supongo que el nueve estemos aquí ya.
- Todavía quedan tres días.- Dije riendo.
- Exacto, así que… vamos a cenar.
- ¿Qué? Dougie, deben de ser las once pasadas y además, ya cené.
- Pues vuelves a cenar.
- Estás loco.- Dije riendo.
-Mira, vamos a cenar una hamburguesa caliente, llena de mierdas pero caliente.
- Que apetecible…
- Sí, ya lo sabía. Bueno, que vas a cenar conmigo y que me da igual lo que digas porque una hamburguesa a estas horas sienta muy bien.
- Vale.
- ¿No vas a decir nada? 
- Sí, quiero cenar me ha entrado hambre.


Las once y media de la noche y aún seguía estudiando los apuntes de Kate. Hacía tiempo que se había quedado dormida, esclavizando a Luna, en el sofá con las gafas puestas y su libro en la mano. Kate había venido a mi casa, como de costumbre, para estudiar en terapia de grupo. Dentro de tres días teníamos el segundo examen causante de mi estrés. Dougie y los chicos había salido hacía dos días. Hoy daban su segundo concierto.


Estaba en la cocina preparando un café para poder aguantar unas horas más cuando comenzó a sonar el teléfono.


- ¿Si?.- Dije mientras bostezaba.
- Siento haberte despertado.
- Doug, no, estaba en la cocina. ¿Qué tal el concierto?- Dije mientras me apoyaba en la encimera.
- Genial, en serio, impresionante.- Se notaba la excitación en su voz.- En fin, sin palabras, como siempre.
- Putos exámenes. Tenía que haber ido.
- Eh, ¿qué tal llevas la universidad?
- Pues estoy reventada, lo de siempre en esta época.
- Joder… en dos días vuelvo.
- Sí. Tú disfruta hombre, que la que estudia aquí soy yo.-Dije riendo.
- Por ese motivo te dejo de molestar. Tendrías que dormir Cantia.
- Eso digo yo de ti que eres el que no ha parado quieto en toda la noche.
- Es lo que voy a hacer en cuento deje de hablar contigo.- Rió.- Mañana te llamo pequeña.
- Vale, espero no haberme suicidado antes.
- Que exagerada eres joder.
- Gracias, yo también te odio.
- Eso me gusta más. Descansa y no te deseo suerte porque soy gafe.
- Eres más bobo. Me voy yo también a dormir. Que descanses grandullón.


Había llegado hacía escasamente media hora a casa después de haber estado con Mike probando una acústica nueva. Acababa de salir del baño cuando vi que en el suelo de la entrada había un papel. 


‘Buenos días.’


Abrí la puerta y miré hacia las esquinas pero no vi a nadie. Salí al pasillo y vi como Dougie me sonreía desde una esquina. Fui apresuradamente hacia él y le abracé por todos esos días en su ausencia. Necesitaba reconfortarme en él. Necesitaba sentir un pequeño apoyo y desconectar de toda esa presión de los días anteriores. Me separé de él y sonreí mientras Dougie acariciaba mi mejilla.


- Buenos días preciosa.
- Buenos días.- Dije sonriendo.


Di un suave beso en sus labios y fuimos dentro.


- ¿A qué hora habéis llegado?.
- Pues hace una pasada media hora…
- Dougie, ¿tú eso de pensar muy poco, verdad?
- Te quería ver.- Dijo riendo.
- Ya, pero tendrías que haberte quedado y haber dormido algo Dougie… Tienes que estar cansado.
- Pues ya lo dormiré esta noche.- Dijo acercando su rostro al mío.
- Será antes.- Dije acercándome a él.
- ¿Por qué?.
- Porque mientras yo esté estudiando, tú vas a dormir.
- ¿Y si no quiero?
- Pues te obligo.- Dije susurrando mientras sonreía en sus labios.
- ¿Cómo?
- No lo sé.


Me mordí el labio inferior y me levanté hacia la cocina. Pude oír como Dougie suspiraba en el salón. Cogí un paquete de patatas y otro de gominotas y volví.


- Traigo aperitivos.
- Los aperitivos que yo quería me han dejado con las ganas.
- No sé de que me estás hablando.- Dije mientras me sentaba en el sofá y encendía la televisión.
- Seguro que no.
- No, yo soy buena.
- ¿Gominolas?
- Sí, me encantan las gominotas.
- Infantil…
- Idiota.
- Boba.
- Retrasado.
- No se qué.
- No se qué dos.
- Pecas.
- No me hables.
- Si no te hablo puedo hacer otras cosas.
- Anda y que te den.


Rió y puso un documental sobre la vida submarina.


- Bien, vamos a ver un documental y lo digo sin ironía.
- Vas a aprender cosas nuevas sobre La Sirenita y Ariel.
- No quiero aprender más, ya he aprendido demasiado estos últimos días.
- Es verdad, ¿mañana tienes el examen?
- Si… paso de pensarlo hasta dentro de tres horas. Joder, se me hace raro que me preguntes eso.- Reí.
- Pues vete acostumbrándote.


Estuvimos en el sofá viendo aquel entrañable, por así decirlo, documental entre risas, tonterías y más tonterías. Dougie me ayudó a preparar la comida y después le obligué a que se echase una siesta. Tenía que estar muy cansado.


Estuve estudiando durante dos horas, pasaba de seguir comiéndome la cabeza sin necesidad. Fui a por la acústica y me senté en el sofá. Estuve tocando tonterías, simplemente para evadirme de la realidad. En la música siempre encontraba una salida a cualquier momento que desearía. Necesitaba encontrar un poco de paz. Tarareé palabras sin sentido, inaudibles pero comprensibles, descargando mi agobio en silencio. 


Eran las seis de la tarde y el día comenzaba a caer. Subí las escaleras sigilosamente dejando en el sofá a una Luna mansa y serena. Caminé sin hacer ruido hasta mi habitación y vi como Dougie dormía tranquilamente. Me tumbé en la cama mirando fijamente los ojos cerrados de Dougie. Su semblante era serio lo que me hizo sonreír levemente. Dougie entreabrió uno de sus ojos e hizo un intento de sonreír pero estaba demasiado adormilado.


- Buenos días princesa.- Dije riendo.
- ¿Qué hora es?- Dijo bostezando.
- Pues las seis y seis exactamente.
- Joder…
- Puedes seguir durmiendo si quieres.
- Prefiero estar contigo.
- Te has lucido.
- Anda, cállate.


Se acercó a mí juntando nuestros labios sin que apenas pudiese reaccionar.


- Traidor.
- Te la debía y no será el último.- Dijo sonriendo.
- Traidor.
- Pero me quieres.


Le saqué la lengua y escondí mi cabeza en su pecho. Dougie estuvo pasando pequeños mechones de mi pelo tras mi oreja.


- Mañana lunes, joder.
- Comienza la semana.- Dijo riendo.
- Tengo planeado hacer algo…
- Ya me dirás tú el qué.
- Pues no se como pero quiero contactar con George y que se vuelvan a juntar los tres.
- Sería genial, en serio.
- Ya lo pensaré cuando no tenga la cabeza tan ocupada. Necesito aburrirme, en serio, odio el estrés este.
- Me lo vas a acabar pegando.
- Se te caerá el pelo.
- No piensas.
- Ya, lo sabía pero que sepas que tú tampoco, además, soy feliz no pensando.
- Pues ya somos dos.


Dougie besó levemente mi nariz mientras yo sonreía y acerqué mis labios a los suyos. Ahora iba a dejar que el cerebro actuase, iba a disfrutar del momento. Sentirle cerca, lo echaba de menos. Sentí el calor de sus labios, el temor de su lengua y el olvidado escalofrío en mí. Dougie mordió levemente mi lengua y sonreí sin piedad.


- Buenas tardes princesa.- Susurró en mis labios.


                                                  **

3 comentarios: