sábado, 8 de octubre de 2011

Capítulo VII

'Dedicado a Elara, gracias por todo'


 Seguimos caminando durante diez minutos más que se me pasaron como si hubiese sido uno sólo. Habíamos seguido escuchando su música y compartiendo miradas de complicidad. Cada una de ellas hacía que algo, eso que se siente en el estómago llamado 'mariposillas', apareciese... era diferente.
 Llegamos al portal y abrí la puerta. Vivía en un quinto con ascensor, pero me gustaba subir las escaleras para llegar. 
- ¿No subimos en ascensor?
- Anda, vamos a subir andando que así hacemos ejercicio.- Dije guiñándole un ojo.
- Pues yo voy en ascensor... a ver quién llega antes.- Dije mostrándome su mano para estrecharla.- ¿Aceptas pecas?
- Trato hecho.- Dije son una sonrisa de picardía.
 Cada uno corrió en su dirección. Subí lo más rápido que pude pero sabía que no iba a ganarle. Llegué al descansillo de mi planta y vi que el ascensor ya había llegado pero Dougie no estaba. Me acerqué a ver si estaba detrás de la columna que había al lado del ascensor pero Doug apareció detrás mío.
- ¡Gané!.- Dijo haciéndome cosquillas en la cintura a la vez que reía.
- ¡Doug!¡Para que soy muy susceptible a las cosquillas!- Dije riéndome sin parar.
 Doug paró y me di la vuelta para mirarle. Esos ojos no ayudaban en nada a poder concentrarme.
- No sabes el susto que me has dado bobo.- Dije a la vez que ponía cara de enfadada.
- ¿Bobo? ¡Ala lo qué me ha dicho!.- Dijo haciéndose el ofendido y cruzándose de brazos.
- ¡Ala! Que ahora se enfada y no respira.- Dije intentando poner el mismo tono que él y cruzándome de brazos también.
 Dougie y yo nos quedamos mirándonos y comenzamos a reírnos.
- Mira que eres...
 Sonrió y se acercó a mí. Me dio un abrazo. Un abrazo que hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo al oler su aroma y sentirle cerca. 
 Nos separamos y Doug me miró sonriente igual que hice yo. Me acerqué a la puerta y metí las llaves pero antes de abrir le dije:
- Ten cuidado que ahora viene lo mejor.
 Se quedo con cara de WTF?? Abrí la puerta y lo entendió todo. Pudimos oír como algo derrapaba por el salón y poco después como una cosa gris saltaba encima de Dougie. Éste sonrió y comenzó a poner caras a Luna.
- ¿Quién es esta fiera?.- Dijo riendo ya que Luna había saltado y ahora estaba corriendo por la cocina.
- Luna.- Dije sonriéndole.- Pasa.
 Pasamos y me preguntó:
- ¿Y este es el lugar dónde vives?.- Preguntó curioso.
- Sí, este es mi piso.- Le sonreí.- Ven, voy a enseñártelo pero primero, vamos a dejar las cazadoras en el perchero.- Dije sonriéndole. 
 Hicimos lo dicho y comencé a enseñarle el pequeño apartamento. En frente de la entrada estaba la pequeña cocina, a la izquierda el salón. Era pequeño pero era una de las estancias que más me gustaban de la casa. 
- Parece acogedor este salón.
- Si Doug, sí.
 Comenzamos a reírnos y le enseñé el aseo que había en la planta baja. Subimos las escaleras para subir al segundo piso pero Doug no paraba de cogerme del tobillo y hacerme cosquillas.
- ¡Dougie! Como no pares te juro que me muero aquí mismo por falta de oxígeno.
- ¡No! No morirás, yo te salvaré.- Dije riendo.
 Me hizo un gesto para que subiera a su espalda y así lo hizo. Dougie empezó a subir las escaleras medio corriendo.
- Nos vamos a matar, ya verás.
- Aunque sea el fin, moriremos juntos jinete.
 Los dos comenzamos a reírnos gracias al tono de voz que había puesto Dougie. 
 Llegamos arriba y fui a enseñarle el baño.
- Es muy largo.- Dijo Dougie con cara pensativa.- Y estrecho.. um....
- Serás mal pensado...- Dije riéndome.
 Después le enseñé la habitación que utilizaba por si algún día venía alguien pero en ella estaba mi pequeña biblioteca y un montón de recuerdos de España la decoraban. La cama era un sofá cama que para mi gusto, era muy cómodo.
- ¿Esta es tu habitación?
- Sí, duermo todas las noches en un sofá cama...
 Comenzamos a reírnos y salimos de allí. Al llegar a la puerta demi habitación Doug se paró en seco.
- Cantia, ¿esto no es el aseo de mujeres?
- No bobo, es mi habitación.- Dije sonriéndole.
 Sí, en la puerta de mi habitación estaba la típica pegatina del monigote 'femenino' y otra en la que ponía 'Cant'. También había varias fotos de McFly y en una de ellas había escrito, 'Territorio McFlyer' y una carita sonriente.
- ¿'Cant? ¡Aiba! Si estoy yo, bueno, está McFly.- Dije sonriendo.
- Primero, 'Cant' es como me llaman algunos amigos de España y la pegatina me la regaló una buena amiga de allí.- Añadí sonriente.- Pues claro, ¿cómo no vais a salir?
 Abrí y entramos a mi habitación. Era agaterada y debajo de la ventana se encontraba mi cama. En frente había un armario bastante grande. La demás decoración constaba de una cómoda, la mesilla de noche, un baúl que hicimos mi padre y yo en España cuando tenía doce años, una pequeña estantería llena de recuerdos y más libros y al otro lado de la cama había un pequeño tocador. Todos esos muebles eran blancos y las paredes de mi habitación estaban pintadas de un azul eléctrico precioso. 
- ¡Guau! Aquí ocurre la magia...
-Se podría llamar así.
- Me gusta, me gusta.
 Entró y se fijó en una de las paredes que estaba llena de fotos, recortes y caretas.
- ¿Quiénes son todos estos?
- Amigos de España y recuerdos como podrás ver.
 Me sonrió y se dirigió hacia donde estaban la guitarra y el teclado.
- Tócame algo porque, seguro que compones, ¿a qué sí?
- Sí... algo compongo... pero nada bueno y soy muy vergonzosa...
- Venga, seguro que me gusta y estaría encantado de ver como el rubor aparece en tus mejillas.
 Esa última frase fue acompañada por una sonrisa torcida y una mirada llena de confianza. Respiré hondo intentando relajarme y cogí la guitarra. Comencé a tocar los primeros acordes de la canción. Esa canción la había compuesto con la guitarra sin ningún tipo de ayuda del piano. Era una canción llena de sentimientos compuesta en un momento lleno de dolor en mi vida. (La letra no la pongo pero la compuse este mismo año y se llama 'Stay with me')
Empecé a cantar las primeras palabras de aquella canción mirándole fijamente. Él me observaba con la mirada fija, escuchando cada nota. En pocos segundos comencé a notar el rubor recorriendo mi rostro y bajé la mirada a los trastes. Sonreí para mí y seguí cantando. Al acabar dejé la guitarra encima de la cama y le miré.
- Eres... es increíble... - Dijo a la vez que negaba con la cabeza sonriendo. 
- Si bueno... ¿bajamos a ver la película?.- Dije poniéndome de pie.
- Créetelo. Sí vamos.
 Salimos de la habitación y bajamos al salón.
- Siéntate y pon lo que quieras. Voy a la cocina a hacer las palomitas y a por algo de beber, ¿qué quieres tomar?
- No, tranquila que voy contigo.
 Dougie se levantó y me acompañó hasta la cocina.
- ¿Dónde están las palomitas enana?
- Abre el armario que hay encima del microondas y ahí mismo.
 Dougie sacó las palomitas y las puso en el microondas mientras yo abría la nevera.
- Cantia, ¿tienes cerveza?
- Sí, ahora mismo te la saco.
 Cogí dos y las abrí. Se la pasé a Dougie y me lo agradeció. Era muy atento y con él todo tenía una sonrisa de por medio... yo me entiendo. 
- ¿Alguna vez te has puesto a pensar en que el sonido de las palomitas al hacerse son como una canción?
- ¡Si! Yo también lo pienso.- Dije riéndome.
- Alguien que me entiende.
 Comenzamos a reírnos y el microondas pitó avisando de que las palomitas estaban hechas. Dougie las sacó y se quemó. Empezó a llorar como un niño pequeño y yo  no podía parar de reírme. Saqué un bol y echamos las palomitas en él. 
 Fuimos hacia el salón. Yo llevaba las cervezas y Doug las palomitas.
- No sé si llegarán hasta que empiece la película.
 Me miró y se rió sacándome la lengua. Dejamos todo en la mesa y Doug se sentó. Yo fui hasta un pequeño armario que había cerca de la ventana del salón y me descalcé.
- Se está más cómodo así viendo una película de miedo.
- Película de miedo... suena bien...- Dije riéndose.
 Fui hasta el mueble donde se encontraba el DVD y metí el disco. Pulsé el Play y fui a apagar la luz del salón.
- Dougie, ¿puedes bajar las persianas, por favor?
- Por supuesto.- Dijo con una sonrisa.
 Nos sentamos en el sofá y cogí una de las dos mantas que había en él. 
- ¿Quieres compartirla?
- No pretenderías dejarme a mí, sólo, sin ningún sitio donde refugiarme de los monstruos, ¿no?
 Me reí y se tapó. Me acurruqué en la esquina del sofá con un cojín entre los brazos. La película comenzó.
- ¿'La Maldición 3'?
- ¡Sí!.- Dije emocionada.
- ¡Guai! Yo solo he visto hasta la segunda.
- Yo también. 
 Nos miramos y comenzamos a reírnos.
 Fueron transcurriendo los minutos y el primer susto de la película llegó acompañado por un grito mío y una pequeña patada a Doug.
- Lo siento Dougie, lo siento de verdad.- Dije recuperando el aliento.
- No pasa nada pecosa, me puedes pegar todo lo que quieras.- Dijo riéndose.
 Le di un pequeño golpe en el brazo y le saqué la lengua. Él se rió y seguimos viendo la película. Me acordé del susto que me había dado Doug al llegar a casa y tuve una idea.
- Ei, ahora vuelvo. Voy al baño.
- No tardes mucho que entonces a Doug le entra el miedo y llora.- Dijo poniendo voz de niño pequeño.- Por cierto, bonitos calcetines.
 Eran de color gris adornados con pequeñas huellas de perro de color blanco. Fui al baño y cerré la puerta. Ya que la niña esa era morena y tenía el pelo largo, iba a devolverle el susto a Doug. No es que sea rencorosa, solo me apetecía ver su cara. Me peiné todo el pelo para delante y abrí la puerta. Me tiré al suelo y comencé a arrastrarme tal y como lo hacía la de la película.
- Cantia, ¿estás ahí?
 Vi como Doug se levantaba del sofá y caminaba hasta mi dirección. Dougie me vio.
- Cantia, no bromees por favor. Oh no...
Me levanté y empecé a caminar hacia él. La cara de Dougie era todo un chiste, pero no podía reírme. Llegué hasta tal punto que podía notar su aliento en mi nariz. Levanté la mirada, le miré entre todos los pelos que tenía en la cara y grité. Dougie pareció reaccionar y pegó un salto. Yo empecé a reírme como si no hubiese mañana y me senté en el sofá sintiendo como el aire salía en carcajadas de mis pulmones.
- ¡Casi me matas! ¿Cómo has podido hacer esto?
- Te la devuelvo.- Le saqué la lengua.
 Dougie vino hacia mi posición.
- Ahora verás.
- Miedito. 
 Comencé a correr hacia la cocina pero Doug me cogió por detrás haciéndome cosquillas.
- Pídeme perdón y paro.- Dije sonriendo.
- ¡Nunca!
 Me libré de él y fui corriendo hacia las escaleras pero Dougie me cogió y me empujó contra la pared que había debajo de las escaleras sin parar de hacerme cosquillas.
- Dios, para que me muero por asfixia.- Dije sin parar de reírme.
- Dilo.
- Peeeeerdón... para por favor.
 Dougie paró y sonrió.
- Así me gusta.
 En ese momento un impulso se apoderó de mí y sin dudarlo dos veces le di un abrazo volviendo a crear que un escalofrío se adueñara de mi ser.
- Creo que ya ni película ni leches.- Dijo a la vez que pasaba sus brazos al rededor de mi cintura.
 Comenzamos a reírnos y nos separamos. Miré mi reloj.
- Las siete de la tarde... Como pasa el tiempo.
- Será mejor que me vaya, he quedado con Tom y los chicos para hablar sobre los conciertos y tal...
- Vale como quieras. Gracias por haber compartido esta tarde conmigo.- Dije mostrándole una gran sonrisa.
- Gracias a ti. 
 Le acompañé hasta la puerta y nos despedimos.
- Cuando quieras venir y te aburras, ya sabes donde vivo.- Dije sonriéndole.
- Estoy seguro de que nos volveremos a ver.
 Me dio un pequeño abrazo y observé como esperaba al ascensor. Se montó y antes de irse me guiñó un ojo. 
                                   
                                                        **

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